El Rakú es una técnica cerámica de cocción que consiste en sacar del horno la pieza cuando ésta se encuentra a unos 900º C. aproximadamente, por lo tanto, al "rojo vivo".
Seguidamente se la cubre con serrín, hojarasca, etc., para enfriarla luego bruscamente con agua. Se consigue así un acabado y una gama de colores peculiares.